¡Tú si eres lindo!
Cuando alguien está siendo observado por otra persona a poca distancia, hay una sensación extraña que siente el observado, talvez lo que muchos llaman sexto sentido o para otros simple intuición.
José estaba sintiendo esta sensación al colocarse en la fila, miró para todos los lados y no vio nada, ni a nadie observando lo, pero seguía inquieto.
Al llegar a la cajera echo otro vistazo, al mismo tiempo que pagaba lo que había comprado; y, efectivamente, vio a aquel individuo fuerte, grande, de piel oscura, con mirada maliciosa, lo miró un instante y intercambiaron mirada, el pleito estaba casado, de eso no hay duda, pensó José.
Ahora, descubrir quien era, miró en retrospectiva a ver con quien había tenido problema últimamente y ninguno con lo que había discutido encajaba con el mastodonte, quizás algún resentido había pagado para que le dieran una paliza. Pero quién…
Y mientras se acercaba a la puerta, el gigante seguía sin moverse, se puso la funda en la mano izquierda; y pensó – Cuando me vuele encima, una patada en los testículos y otra en la nariz, la decisión estaba tomada.
Con paso cauteloso y firme se acercaba más a la puerta y cuando estaba enfrente del mastodonte, solamente escucho:
¡Tú si eres lindo!
Sandy Valerio
miércoles, 7 de mayo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario