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martes, 30 de septiembre de 2008

El comienzo de una sociopatía.

El comienzo de una sociopatía.

El curso que te ha tocado éste año no se compara al año anterior. Estos niños son más inquietos. Por eso decidiste despacharlo más temprano que de costumbre. Mira el reloj y observa que son las 10:00 AM. Caminas hacia la oficina de Juan Martínez, el director. A comunicarle la decisión de despachar los niños por una diligencia que tiene que realizar.

- Juan, vine a decirte que despaché los niños, pues, tengo que realizar una diligencia personal.
- Sí, vi que lo despachaste muy temprano. ¿Por qué no me lo dijiste ayer?
- A dio… ¡Por que fue esta mañana que se me presentó el problema! Bien sabes tú que solamente así no te lo dije ayer.

Juan está conciente de tu responsabilidad ya que en el primer año no faltaste ni un día. Esta era la primera vez. Y de seguro tiene que ser algo de fuerza mayor para despachar los niños sin comunicarlo al director.

- No, Pedro, no es por nada. Sé lo responsable que eres. Ve y ha la diligencia. ¡Ojalá y no sea nada malo!

En verdad no pasa nada. Sólo es que te sientes hastiado de los niños y no quiere darle clase hoy.

- No, Juan, no es nada malo. Eso lo resuelvo de una vez. Nos vemos mañana.

Al salir de la oficina de Juan te preguntas qué cómo puede trabajar en una ratonera a sí con tantos papeles alrededor de él. Y en verdad que la escuelita está en un estado de deterioro que no aguanta que pospongan más su remodelación. El curso en que imparte la clase le falta un lado y las tablas que tienen los otros lados están podridas casi todas, y algunas se han caído. Es decir, que la dirección es el mejor lugar de la escuelita y cuando llueve los papeles tienen que ser protegido con fundas plásticas para que no se dañen. Pero eso no te importa, de seguro que algún día las autoridades la remodelaran. Lo que importa es que hoy va ha descansar de esos pichones de demonios como le dices.

Ahora en la calle te sientes liberado. Los pasos se hacen tan ligeros como si estuviera galopando a toda velocidad. No piensas en los niños, pues, quiere dejar de pensar en ellos, total, de seguro serán unos delincuentes cuando crezcan. Los padres no le dan educación en la casa y no van a las reuniones de padres cuando se le invita. Ellos los mandan a la escuela para no tenerlo en la casa. Es un círculo vicioso. Los padres no tienen responsabilidad, la escuela no tiene responsabilidad y la sociedad no tiene responsabilidad sobre ellos, es decir, que serán lo que el destino quiera que sean. Una voz infantil te hace volver a la realidad –profe- mira y reconoce a Carlito, uno de los niños más inteligente de tu curso. Lo saludas y le dices que se vaya para su casa. El niño hace un gesto con la cabeza de que sí, se irá para su casa, pero bien sabes que no es así. Que se quedará jugando en el barrio el día entero y llegará a la casa junto con sus padres al final del día cuando estos lleguen de trabajar en la zona franca.

Ve el puesto de verdura de Pichón y decides comprarle una ensalada para la comida, que de seguro tu esposa ya la ha puesto. A ella le gusta cocinar temprano para que encuentre la comida hecha. Pero como hoy es muy temprano de seguro la encontrará cocinando. Saludas a Pichón y al verte pone cara de sorpresa pero no dice nada, solamente te contesta el saludo.

- Dime, Pedro. ¡Y tú tan temprano!
- Na… Despaché los niños más temprano, hoy quiero descansar. Dame cinco pesos de ensalada.

El cogió una de las fundas que tenía lista y te la pasó. Los cinco pesos se lo dejaste en el mostrador. Notaste la cara de sorpresa de Pichón pero no le hiciste caso a eso. El siempre es así de alcahuete.

El negocio de Pichón queda a unos doscientos pies de tú hogar, de aquí que tardaste en llegar a éste no más de dos minutos. La puerta está junta. La empuja y notas que Josefina no está en la sala ni en la cocina. Caminas hacia la habitación sin hacer ruido. Al acercarte a la puerta escucha unos gemidos. Empujas la puerta con cuidado y ve a Josefina en los brazos del Moquito. La rabia quiere brotar como un volcán pero te controla y te dices que no fracasará por un cuero. Y le habla a Josefina.

- Cuando termines, perra, recoge tu ropa y sal de mí casa.

Josefina y el Moquito dan un brinco de la cama al escuchar tu voz. Ella se envuelve en la sabana y el Moquito coge un puñal que había colocado en la mesita que está al lado de la cama. Pero nada te inmuta. Te mantiene frío. Y vuelve a decirle a Josefina.

- Te dije que recoja la ropa y te me sarga de la casa.

El Moquito con el puñal en las manos se envalentona y te contesta él.

- El que tiene que irse soy yo.

No le había dirigido la palabra paro ya que él ha hablado le contesta.

- Con usted no tengo nada que hablar, así que también se me va de mí casa.

El te siente como un cobarde por esta actitud, y se envalentona aún más.

- Es decir, que no nos va a hacer nada. Tu lo que eres es un buen maricón, maldito cuerno.

Al terminar de decir esto se lanza encima de ti con el puñal desenfundado. Logras evadir las puñaladas, y con un movimiento rápido lo desarma. Al mismo tiempo le propina tres estocadas mortales. El Moquito cae mortalmente herido. Aún tienes el puñal ensangrentado en las manos y mira a Josefina que está paralizada sin respiración y le dices.

- Por ti mis manos se han manchado, perra…

Al terminar de decir esto la agarra por los cabellos y le incrusta el puñal en el corazón lanzando un quejido de dolor que se escucha en el barrio entero.

Sandy Valerio. 29-SEPT- 2008

jueves, 18 de septiembre de 2008

El último regalo.

El último regalo.

Has terminado de pagar los artículos que compraste para tus hijas. Los cuadernos de la más grande, la leche y los pañales desechables de la pequeña, así como algunos dulces para su merienda. Todo lo has pagado con los mil pesos que te dieron por el televisor, cuando lo empeñaste. Te han quedado cuatrocientos pesos de los cuales doscientos son para darse lo a la que era tu esposa, pues, tienen cinco días separados.

Sale de la tienda y la alegría que te embarga te produce una arritmia cardiaca. Esto te produce ráfagas de pensamientos de las diferentes circunstancia en que te a visto envuelto en las últimas semanas por causa de la que era tu mujer. La que hace cincos días te abandonó para juntarse con el padre de la niña más grande. La que quiere como si fuera tuya.

El pensar en él te molesta más que pensar en los otros hombres que te han dicho que se han acostado con Margarita, la que ama, la que no se te sale de la cabeza. La que le perdonaría el haberse acostado con la mayoría de los hombres del barrio.

Esos rumores a ti no te molestan, pues, son rumores de la gente del barrio para hacerles daño a ustedes dos y separarlos. Eso te dices para auto consolarte. Lo que sí te molesta es que esté viviendo con ese hijo de perra que nunca le ha dado nada a la niña y que siempre se ha burlado de ti por mantenérsela. Hace apenas dos semanas que te dijo.

- Qué, maldito cuernú… a esa mujer se lo pego yo cuando quiero.

Todavía resuena en tu cabeza esto y te embarga una ira asfixiante contra ella, y te dices.

- Maldito cuero.

La bocina de un carro de la ruta K te hace volver a la realidad y le hace una señal al chofer para que se detenga. Se detiene unos metros delante de ti y te hace una señal con la mano izquierda para que camine hacia él. Te molesta por no haberse parado enfrente de ti y te dices entre los dientes.

- Buen maricón.

El chofer no te ha escuchad pues aún no ha abordado el carro. Abre la puerta y te monta. Van dos estudiantes universitarios delante, al lado del chofer y una señora con un niño en las piernas al lado tuyo. Le pasa lo quince pesos del pasaje al chofer. El levanta la mano derecha y toma el dinero. Escucha una disculpa de él.

- Amigo, usted sabe que tengo que pararme en la parada, perdóneme por hacerlo caminar un poco.

Esta disculpa te satisface pero no le presta mucha atención pues escuchas en la radio una bachata de Luís Vargas que dices, loca, maldita loca… y piensas en Margarita.

- Esa loca es la que me da por el peláo.

Al terminar éste pensamiento observa que la señora que lleva el niño en las piernas se queda observándote y ve que el niño mira la funda que lleva en las piernas. Por intuición la abre y le regala una galletita de las que llevas para las niñas. La señora te da las gracias y el niño también pero no le contesta nada y continúa con esa introspección enfermiza, desesperante, angustiante sobre Margarita.

Has llegado al barrio en que está viviendo la que era tu mujer, le pide la parada al chofer que se detiene automáticamente. Al desmontarte escucha uno de los estudiantes que se refiere a un hecho que aconteció en la UASD, no escuchaste con claridad lo que decía, pero si pensaste que en el cuatrimestre que viene te tiene que inscribir.

Ahora llegando al frente de la casa te detienes un segundo, pues, tu ritmo cardiaco se ha incrementado. Sabes que si el actual marido de Margarita se encuentra el pleito está casado. El amor a tus hijas te llena de valor y continúa. Toca la puerta y no abren. Vuelve a tocar, y después de unos segundos abren la puerta. Ve la figura del Ajogao en frente de ti con un puñal en las manos. Te lo incrusta en el pecho sin mediar palabras. Sientes como se te abre la piel y pierdes el equilibrio. Las fundas que llevas en las manos se caen junto contigo y se rompen. En éste instante te das cuentas que los cuadernos que compraste tienen las hojas rojas.

Sandy Valerio. 18-09-08

lunes, 15 de septiembre de 2008

Un trabajo Difícil.


Un trabajo fácil.

Cuando se han fortalecido las actitudes, la encomienda o trabajo que se le asigne será pan comido. Es un asunto de hábitos, y así el hábito se transforma en cultura. Es decir, en el modu vivendi. Esto lo saben todas las agencias de espionaje. De aquí que a la hora de elegir un esbirro se evalúan sus aptitudes, con p y con c, el entorno donde creció, su cultura y su intelecto.

Las aptitudes naturales que posee el individuo son las bases que sustentaran su correcta vocación. Si es flemático o si es colérico. Si es introvertido o si es extrovertido. Si es calculador o impulsivo. Cada perfil es evaluado conforme los resultados que se quieren obtener.

Sin lugar a dudas que tu primer jefe era de los mejores en asuntos de seleccionar sus agentes, por su capacidad es que era el representante de la CIA en el caribe. Si no era el mejor, era de los mejores. De eso no hay dudas.

Después de la gloriosa guerra de abril fue que se empezó la selección de los agentes o esbirros, como se le quiera llamar, para introducirlo dentro de las filas o células revolucionarias que quedaron dispersa en todo el territorio nacional. Estos eran los más jóvenes de sus agentes, pues, debían encajar en el perfil de los jóvenes revolucionarios. Los más difíciles de doblegar. A los generales, a los políticos y a los ricos, con dinero y con prebendas se compraban. Y esto fue lo que hicieron. Los generales se hicieron ricos, los políticos se hicieron ricos y los ricos se hicieron más ricos. En estos tres sectores el trabajo era fácil. El trabajo difícil era con la juventud efervescente, emprendedora y con ansia de libertad.

Dentro del primer grupo que habían seleccionado tu no te encontraba, te seleccionaron dos años después, específicamente el 15-Junio-1968, no puede olvidar esa fecha. Pues es el mismo día que le diste la trompá al padre Alfredo Hernández director del colegio Santa Ana donde estudiaba. El padre no te expulsó del colegio pero si te suspendió por una semana.

No sabía como llegar a tu casa, expulsado por una semana del colegio y por darle una trompá al padre. Te había ganado una paliza de tu madre. De eso estaba seguro.

Caminaste largo rato por las calles de Santo Domingo hasta sentarte en el parque Enriquillo a analizar que cuento le diría a tu madre. Entonces se te acercaron dos hombres a conversar contigo, este fue tu primer contacto con la CIA. Te explicaron todo, que te habían dado seguimiento, la colaboración de tu madre con las tropas norteamericanas, de tus habilidades, y de tu rechazo a la idea socialista, pues tu madre te lo inculcó.

Los primeros trabajos fueron fáciles, los compañeros del colegio, los profesores y tus familiares pues tenía un primo que simpatizaba con los jóvenes revoltoso. Este desapareció, nunca volvieron a saber de él. Así como a tu profesor de español. Fuiste muy efectivo en tus primeros informes. Sin que nadie sospechara de ti.

Nunca tuviste contratiempo, pero tu trabajo se hizo tan intenso que tuviste que abandonar los estudios secundarios, pues estuviste a punto de ser descubierto por un contraespionaje. Luego de esto te enviaron a trabajar como chofer de una compañía amiga.

Después del 78 no tuviste el protagonismo de antes, ni se te asignaron más trabajo. Pero ahora 30 años después, es diferente, ya no es la CIA que te contrata, son los políticos que quieren que le informe lo que hace el nuevo chofer que contrataste, pues, dicen que es un intelectual liberal, disfrazado, que se hace el tonto, pero que escribe muchas verdades. Desde luego que no te interesan sus verdades, sino, que es un trabajo fácil como en los viejos tiempos.

Sandy Valerio. 15-9-08

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Vicios gerenciales.

Vicios gerenciales.

Vicios; afición excesiva a una cosa, generalmente perniciosa.

Los tiempos actuales en que nos ha tocado desenvolvernos, cargado de estrés, limitación de tiempo, y demás obstáculos del quehacer cotidiano, nos ofuscan de tal manera que ideas claras planteadas por otros correligionarios, son desestimadas sin siquiera ser analizadas. Ahora bien, si a esto le agregamos nuestros malos hábitos o vicios, adquiridos durante nuestro desarrollo personal, las consecuencias pueden ser escalofriantes para nuestras empresas o departamentos.

Escape de personal calificado, pobre efectividad en sus labores, perdida de tiempo en el proceso de producción. Enfoque distorsionado de los objetivos. Escasa o nula armonía en el ambiente de trabajo. Entrenamiento continuo limitado. Relaciones públicas e internas con marcadas limitaciones. Contratación del personal menos calificado. Poca o escasa promoción del personal. Todas estas distorsiones del ambiente laboral son las causantes de las desapariciones de las empresas o de unas utilidades limitadas. Datos financieros distorsionados; escasas, malas o nulas evaluaciones de resultados financieros.

Pero no debemos de dejarnos de hacer la pregunta de ¿quién o quiénes son los causantes de todas estas distorsiones?

Será la junta de directores, los gerentes departamentales, los supervisores; o los lideres grupales de la empresa. Cada sector tiene su cuota de culpa. Ya está más que demostrado que cada empresa desarrolla su propia naturaleza, es decir, que desarrolla rasgos característicos. Sean buenos o malos. Si vive constantemente renovando o si está muy rezagada tecnológicamente. Si le gustan los rectos o si es ultra conservadora. Si desarrolla valores de lealtad con sus empleados o si no le importa cambiar constantemente su empleomanía. Si le da importancia a cada miembro de la compañía o si sólo le importa las opiniones de sus directores.

Fijémonos que las virtudes o vicios de los gerentes son directamente proporcionales a las virtudes o vicios de la empresa. El perfil del gerente será el mismo perfil de la empresa. O de lo contrario será excluido de esta.

Si la empresa está siendo dirigida por gerentes cargados de vicios conductuales; como el despotismo, los prejuicios, el orgullo, la deshonestidad y el sadismo. Serán empresas con beneficios muy limitados y poco vanguardista. Su evolución en los mercados será a paso de tortuga y los nichos de mercados no serán aprovechados.

Por ejemplo, un gerente déspota, autoritario, en donde primara su criterio por encima de todo el mundo, tenga éste la razón o no. La misma naturaleza despótica no le permite abrirse a las sugerencias, por el contrario, las opiniones que asimila, generalmente son opiniones de los de su entorno, pues, al despotismo nutrirse del servilismo y no de la capacidad (el capaz no es servil) esto se traduce en menos utilidades.

El gerente déspota crea un ambiente de hostilidad, es decir, que incentiva el chisme, la burocracia y la falta de impulso. No estimula a sus empleados a desarrollar su creatividad, por el contrario, si el empleado hace una sugerencia que beneficie a todos, automáticamente se le comunica que no fue contratado para dar sugerencias.

No hablemos de los otros vicios pero imaginemos gerentes prejuiciados, gerentes sádicos, gerentes deshonestos y gerentes orgullosos. ¿Podrá reinar armonía en empresas o departamentos con gerentes con estas características? ¿Podrá mostrar utilidades o buenos resultados gerentes con estas debilidades?

De aquí que las empresas tienen que estar constantemente autoanalizándose. Evaluando a sus gerentes y directores departamentales, pues, al ser sus líderes respectivamente, sus súbditos imitaran estas actitudes o vicios, por ende, se colectivizarían y reinaría el caos.

Sandy Valerio. 10-9-08

martes, 2 de septiembre de 2008

Despecho.


Despecho.

Han transcurrido 15 minutos desde que el juego concluyó. Estuviste absorto todo el partido sin que nadie ni nada te distrajera. En muy pocas ocasiones te había concentrado de esa manera. Ningún jugador que ha observado te ha atrapado como el jugador de tercera base que acaba de ver. Viste como se deslizaba detrás de de la pelota, como corría en las bases. El toque en el segundo episodio fue espectacular, pues, nadie lo esperaba. Llegó con suma facilidad a la primera base. El jugador de tercera que atrapó la pelota ni se dignó en tirar, pues, cuando vino a darse cuenta ya él había pisado la primera base. Parecía una gacela corriendo del home a la primera. Sí que tenía fuerza en sus piernas.

Pero esa fue una de las tantas jugadas excitantes que acaba de ver. Como el homerun en el séptimo ining. ¡Qué palo! Todavía buscan la pelota y no la han encontrado. Si que disfrutaste el juego. Hasta te excitaba viendo a Marco Martínez defender la tercera base. Si su ofensiva es buena su defensa es mejor. No había pelota que cruzara cerca de él. Todas las atrapabas.

Cuantas cualidades atléticas. Y lo mejor es, que es un niño. Le falta crecimiento muscular, su caja torácica, sus piernas, sus reflejos, todo esto lo ha evaluado, y solamente Alex Rodríguez tenía estas cualidades antes de que lo firmaran, y mira lo que es.

Sin lugar a dudas que tu intuición nunca te ha fallado cuando ha firmado un prospecto y éste te tiene absorto.

- Hola, Minaya.
- Hola, Alfonso, a caso está viendo a Marco Martínez. ¿Qué te parece?
- Es estupendo. Me ha dejado sin respiración. Ahora mismo voy a reunirme con él. Te llamo luego.

Mientras hablaba con Minaya te dirigía hacia los camerinos a conversar con Marco, pues, no podía ni te lo permitiría dejar pasar esta oportunidad de firmar a esta joya que acabas de ver.

Empujas la puerta del camerino y ve que la mayoría de los jugadores aún están juntos. Los saludas y ellos te saludan, ya que la mayoría te conocen y te respetan, pues, saben de tu influencia y tu prestigio.

Busca con mirada de águila a Marco sin resultado y de repente en un rincón apartado lo ve. No le aparta la vista. Te das cuentas que ha acabado de salir de la ducha por el agua que se le desliza por el cuerpo. Al verlo en esta condición te excitas como cuando lo observaba jugar pero con el corazón más excitado.

Caminas en dirección hacia él sin perderlo de vista. Ya te encuentra a dos metros de donde él está. Lo evalúa de cuerpo entero y te das cuentas de su extraordinaria contextura física. Sí que es estupendo te dices mientras lo observa, y decides hablarle.

- Perdón…Joven ¿es usted Marcos Martínez?

Al escuchar su nombre para de secarse y alza el rostro hacia ti y te confirma su nombre.

- Sí, señor.

El tono juvenil de su voz confirma que aún se encuentra en la adolescencia. Y esto te satisface.

- Marco, me gustaría que habláramos de tú futuro. Te he observado jugar y sin temor a equivocarme eres lo mejor que mis ojos han visto. No quiero perder la oportunidad de firmarte.

No ha despertado ningún tipo de entusiasmos con la oferta que has hecho y te sientes despechado, desilusionado, impotente. ¡Cuantos jóvenes no darían cualquier cosa por escuchar lo que acabas de decir! Pero a Marco no, mientras jugaba, uno de su compañero de equipo vio como lo observaba y le dijo que hoy lo firmaban y al mismo tiempo conquistaba un nuevo amor.

Sandy Valerio. 2-9-2008