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martes, 2 de septiembre de 2008

Despecho.


Despecho.

Han transcurrido 15 minutos desde que el juego concluyó. Estuviste absorto todo el partido sin que nadie ni nada te distrajera. En muy pocas ocasiones te había concentrado de esa manera. Ningún jugador que ha observado te ha atrapado como el jugador de tercera base que acaba de ver. Viste como se deslizaba detrás de de la pelota, como corría en las bases. El toque en el segundo episodio fue espectacular, pues, nadie lo esperaba. Llegó con suma facilidad a la primera base. El jugador de tercera que atrapó la pelota ni se dignó en tirar, pues, cuando vino a darse cuenta ya él había pisado la primera base. Parecía una gacela corriendo del home a la primera. Sí que tenía fuerza en sus piernas.

Pero esa fue una de las tantas jugadas excitantes que acaba de ver. Como el homerun en el séptimo ining. ¡Qué palo! Todavía buscan la pelota y no la han encontrado. Si que disfrutaste el juego. Hasta te excitaba viendo a Marco Martínez defender la tercera base. Si su ofensiva es buena su defensa es mejor. No había pelota que cruzara cerca de él. Todas las atrapabas.

Cuantas cualidades atléticas. Y lo mejor es, que es un niño. Le falta crecimiento muscular, su caja torácica, sus piernas, sus reflejos, todo esto lo ha evaluado, y solamente Alex Rodríguez tenía estas cualidades antes de que lo firmaran, y mira lo que es.

Sin lugar a dudas que tu intuición nunca te ha fallado cuando ha firmado un prospecto y éste te tiene absorto.

- Hola, Minaya.
- Hola, Alfonso, a caso está viendo a Marco Martínez. ¿Qué te parece?
- Es estupendo. Me ha dejado sin respiración. Ahora mismo voy a reunirme con él. Te llamo luego.

Mientras hablaba con Minaya te dirigía hacia los camerinos a conversar con Marco, pues, no podía ni te lo permitiría dejar pasar esta oportunidad de firmar a esta joya que acabas de ver.

Empujas la puerta del camerino y ve que la mayoría de los jugadores aún están juntos. Los saludas y ellos te saludan, ya que la mayoría te conocen y te respetan, pues, saben de tu influencia y tu prestigio.

Busca con mirada de águila a Marco sin resultado y de repente en un rincón apartado lo ve. No le aparta la vista. Te das cuentas que ha acabado de salir de la ducha por el agua que se le desliza por el cuerpo. Al verlo en esta condición te excitas como cuando lo observaba jugar pero con el corazón más excitado.

Caminas en dirección hacia él sin perderlo de vista. Ya te encuentra a dos metros de donde él está. Lo evalúa de cuerpo entero y te das cuentas de su extraordinaria contextura física. Sí que es estupendo te dices mientras lo observa, y decides hablarle.

- Perdón…Joven ¿es usted Marcos Martínez?

Al escuchar su nombre para de secarse y alza el rostro hacia ti y te confirma su nombre.

- Sí, señor.

El tono juvenil de su voz confirma que aún se encuentra en la adolescencia. Y esto te satisface.

- Marco, me gustaría que habláramos de tú futuro. Te he observado jugar y sin temor a equivocarme eres lo mejor que mis ojos han visto. No quiero perder la oportunidad de firmarte.

No ha despertado ningún tipo de entusiasmos con la oferta que has hecho y te sientes despechado, desilusionado, impotente. ¡Cuantos jóvenes no darían cualquier cosa por escuchar lo que acabas de decir! Pero a Marco no, mientras jugaba, uno de su compañero de equipo vio como lo observaba y le dijo que hoy lo firmaban y al mismo tiempo conquistaba un nuevo amor.

Sandy Valerio. 2-9-2008

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