Gerencia Prejuiciada.
Cuando un ser humano se le presenta un proyecto o idea que no entiende o no encaja en el esquema que tiene formado, le dan escalofrío, angustia y desesperación, por ende, tiene que buscar ayuda en una mente más sensible que le explique lo que está viendo.
Sandy Valerio.
En sociedades como la nuestra, con un nivel de prejuicios tan alto, nuestras empresas no escapan a este mal. Y de aquí que se mantengan en un nivel tan bajo de competitividad, salvo excepciones.
Como sabemos, todo prejuicio es juzgar antes de, pero también, no es más que la carencia de razón, es decir, una limitación intelectiva muy arraigada en la psique del prejuiciado, como digo algunas veces, en total dependencia de los reforzadores conductuales que le inculcaron, por ende, está a merced de sus defectos o vicios que le enseñaron. Es decir, repitiendo los mismos errores.
¿Será posible que una persona con un marcado desinterés por las ideas o que se aferre a parámetros trazados por otros sin cuestionarlos, pueda desarrollar un plan a largo plazo?, obviamente que la respuesta es negativa. Y si esto es así en pleno siglo XXI, su vulnerabilidad es muy significativa. Observemos que los grandes cerebros de la gerencia administrativa son extraordinario catadores de idea, su intuición respecto a ellas y a quienes las plantean no le falla.
El riesgo a no desarrollar nuevos productos. Las limitaciones para desarrollar estrategias y tácticas a largo plazo. Una visión limitada del terreno en que está desenvolviéndose. Los desafíos que se le presenten, las oportunidades de mercado que se le presenten, o mejor, aprovechar los nichos de mercado que se le presenten. Todo esto se lo llevará la corriente como aquel camarón que se durmió.
El gerente prejuiciado está atado a hacer las cosas como la han estado haciendo otros, por ende, el proceso evolutivo de la empresa es muy lento. Al estar repitiendo lo que otros han estado haciendo, sin cuestionarlo, está a merced de dejar escapar las tendencias y las oportunidades del momento. Y, también, no se actualizará con respeto a las tecnologías que dominan sus competidores.
Los avances tecnológicos, las campañas de marketing y publicidad, las nuevas técnicas de producción, el desarrollo integral de la empresa, así como la importancia de cada uno de los eslabones que la conforman, para el gerente prejuiciado, no tienen importancia. El no cree en esto. Los cuestionará siempre que se lo planteen.
El prejuiciado depende totalmente de su intuición, pero al estar esta condicionada por los reforzadores conductuales que le inculcaron, carecerá de la creatividad suficiente para romper las ataduras y liberar su mente. Es un proceso muy traumático. El vacío que se le crea es tan fuerte, como la ansiedad del adicto. De aquí que es más fácil seguir aferrado a los tabúes que le inculcaron que romper la cadena y liberarse.
Es como el mito de la caverna, que al estar expuesto constantemente a la oscuridad, cuando se enfrenta con la luz no puede disfrutar de la claridad. De esta misma manera actúa la mente del individuo. Al depender de los condicionantes de la sociedad (oscuridad) a la que pertenece o al grupo social al que pertenece, su disonancia cognitiva es muy limitada. Por ende, no puede disfrutar de las oportunidades (claridad) que se le presenten, y esto se traduce en menos utilidades.
Acaso sería posible que cuando se le presente una campaña publicitaria, un producto nuevo o una campaña de marketing a esta persona, sientan repugnancia en aplicarlas.
La iniciativa de crear productos nuevos, servicios de alta calidad y desarrollar estrategias de marketing y publicidad, son nulos. Ni hablar de hacer una reingeniería en la empresa, se moriría.
Las empresas dirigida por estos gerentes prejuiciado, estarán funcionando mientras el mercado se lo permita. A la hora de que se le presente el más mínimo imprevisto se derrumbaran con si fueran castillos de arenas.
La evolución y el desarrollo de las empresas van a depender de que tan creativos, decididos y prudentes sean quienes la dirijan. Y como dijimos que el prejuiciado no posee ninguna de estas cualidades, estará a merced de sus competidores.
Las dificultades que se le presenten en el terreno de batalla, sea con sus productos, suplidores, clientes o con el desarrollo de las estrategias de marketing que está siguiendo, en vez de ver lo positivo y aprovechar las oportunidades que se le presenten, maximizará las dificultades y colapsará.
Cuántas empresas no se han visto al borde del abismo por causa de una desestimación de una idea, un concepto o una estrategia. De seguro tendríamos que realizar otro trabajo como éste para nombrar las empresas que han pasado por esta dificultad.
Cuantos recursos se han dejado de percibir en estas empresas por las limitaciones intelectivas de sus gerentes o directores prejuiciados.
Sandy Valerio.
viernes, 15 de enero de 2010
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