Gerencia deshonesta.
El pretender hacer un tratado de cleptomanía no es mi intención. El que quiera conocer más sobre esta enfermedad que la busque en los textos que hay sobre ella. A mí en particular lo que me interesa es resaltar la conducta deshonesta de algunos presidentes de compañías, gerentes y supervisores. Tratar de demostrar que con esta conducta lo que se hace es empujar la empresa hacia el barranco, hacia el abismo.
Pensar que reteniendo los recursos que se les descuentan a los empleados por concepto de seguro social y no pasárselo al estado es capitalizar la empresa. O subvaluar productos en aduanas para pagar menos impuestos. Retener los impuestos que se les cobran a los consumidores en cajas para uso de la empresa. Negarles las prestaciones laborales que les tocan a los empleados. Poner a trabajar empleados, como hacen las compañías de seguridad, y no pagarle. Desplazar recursos de una compañía bancaria a una empresa que pertenezca al presidente del consejo de directores de dicho banco. Alterar el valor de los activos de la empresa para incrementar su valor en el mercado. Así como tantas artimañas deshonesta se puedan imaginar, estas tarde o temprano se destaparan y cargaran con la etiqueta de ladrón y el desprestigio social.
Otra característica de los que dirigen empresas con estas debilidades, es su naturaleza de corto plazo. Las empresas dirigida por esos individuos, son empresas con una marcada prospección a la desaparición. Su vida útil es muy limitada. Existen mientras el manto de la impunidad o de la complicidad los arropa. Desde que esta las abandonas salen a relucir todas sus artimañas y, por ende, el colapso es inevitable y su desaparición un hecho.
Ahora, para que estos individuos se mantengan en el consejo de directores, el de gerencia o el de supervisión, tienen que articular un clan de complicidad que lo sustente y proteja. Estos pueden ser autoridades gubernamentales, miembros del consejo de directores, compañías de asesorías; y otros que pertenecen al mismo campo social.
Desde luego que para que estas empresas sean rentables tienen que coexistir en una sociedad con marcada deficiencia moral. En donde las instituciones encargadas de velar por la correcta armonía de cada uno de los entes que la conforman, son infuncionales. Auque hemos visto casos en sociedades con instituciones sólidas, donde estos individuos han logrado evadir las autoridades encargadas de su supervisión. Debemos repetir lo que dice el refrán; Quien hizo la ley hizo la trampa.
Pero lo que más asquea de estos individuos, es el marcado interés en su discurso de resaltar la honestidad. Construyen verjas perimetrales extraordinarias. Resaltan su pulcritud en los negocios hasta el hastío. Son implacables a la hora de aplicar la justicia a un subalterno. Un excesivo interés en proteger los activos y los capitales de la empresa. Así como también una marcada tendencia a estar cerca del consejo de directores. Como dijo Maquiavelo en el Príncipe; no te fíes del que te alaba en demasías. Este interés no es más que para no despertar sospechas.
Estos individuos poseen en capacidad histriónica estupenda y una carencia de escrúpulos sin igual. No se inmutan. Con la misma facilidad que evaden impuestos, explotan empleados y destruyen su entorno social, así mismo hablan de valores morales.
A ellos no les interesa crear emporios duraderos. Que traspasen las barreras del tiempo. Que sean iconos de la sociedad que pertenecen. O contribuir con el desarrollo de sus empleados y, mucho menos, con el desarrollo social. Lo único que les interesa a estos individuos es llenar sus arcas a costa de lo que sea.
Sandy Valerio.
viernes, 22 de enero de 2010
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