viernes, 6 de junio de 2014
¡Un honor!
¡Un honor!
Que recordar es vivir me han dicho muchos amigos. Y sí que es verdad.
Cuando los recuerdos te sirven de desestresante, estos le permiten a uno llevar una mejor vida. Más relajada, más feliz, más satisfecha.
De ahí la importancia de mis recuerdos de mi Baitoa querido. Recordar cuando en el almacén de Cesar Perez trabajaban tantas personas. O cuando aprendí a nadar con dos galos de agua, amarrado uno del otro, y colocado en la cintura para no hundirse en las aguas del hermoso río Yaque. ¡Ah! Pescar en las aguas de éste río era un sueño. En boca de los ríos se pescaban muchos sago. En el puente, durante la noche, te podías encontrar con una que otra anguila. En el charco de la parla se jugaban todos tipos de juegos acuáticos. Las escurciones por éste río era todo un sueño para los niños de mí hermoso Baítoa.
Caminar por entre sus montañas en busca de frutas. Intentar atrapar una que otra avecilla despistada. Caminar entre las filas de un conuco de tabaco en la falda de una de nuestras lomas. Eran parte de las actividades de los niños de mí Baítoa.
Desde luego que en muchas ocasiones sufrimos nuestros sustos por uno que otro animal propiedad de los dueños de las tierras que nos servían de paraíso.
No fue una ni dos las veces que me levanté en el alba de la mañana para ir a ver cuando mataban uno que otro toro bravo en la carnicería de Adriano.
Como no sentirme orgulloso y en el deber de responder al llamado que me hace el Movimiento Social de Baítoa, para que todos juntos, luchemos, por el desarrollo de nuestro hermoso pueblo.
Es un honor que don Rafael Peña, Rubén Díaz y muchos correligionarios, me permitan aportar uno que otro granito de arena al desarrollo del pueblo que me ha brindado, y me brinda, tantos recuerdos hermosos.
Sandy Valerio
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