Corrupción lll.
La posición privilegiada que tienes en el gobierno permite relacionarte con todo tipo de personas. No posee la más mínima cohibición a la hora de relacionarte con alguien. Eres un político nato. Sabes como tratar a las personas. Todos buscan un favor tuyo. Sea económico, militar, de comunicación o religioso. De ahí la importancia de poseer la mayor cantidad de recursos económicos. Sabes que a mayor cantidad de dinero, más influencia y poder posees sobre las personas de una sociedad corrompida. Llevas veinte minutos esperando a José en tu apartamento de citas especiales. Sólo te reúnes en éste para asuntos importantes. Y José te dijo que era algo muy importante lo que tenían que hablar. Sospechas que es sobre el coronel Martínez. Uno de los enlaces militares de José le había informado de los planes del coronel Martínez de darle un tumbe cuando reciba un efectivo que le va a llegar. Aunque le dijiste que eso era imposible. Que tenías el control sobre los militares. Él no se tranquilizó. Por eso quiere verte con tanta urgencias.
Suena uno de tus celulares. Miras la pantalla del celular para ver quien es que te está llamando. Es el capitán Santana, tu chófer.
- Dígame Santana.
- Jefe, llegó José.
- Ok. Ya sabes. Dígale al teniente Gutierrez que se coloque en la puerta y que no permita que nadie nos moleste.
- Está bien Jefe. Algo más?
- No, quédese en el vehículo. Cualquier cosa lo llamo.
Al cerrar el móvil, tocan la puerta. Sabes que es José. Sólo él puede hacerlo en este momento. Te levantas del mueble que estás sentado. Caminas hacia la puerta. La abres.
- Dime José.
- Y entonces Batista.
- Viéndote ahogar en un vaso de agua. Pero entra, entra.
Mientras caminan hacia la sala, piensas en el capitán Santana. Él te había hablado también sobre los planes del coronel Martínez. Una fuente muy cercana al coronel le contó de los planes de éste. Y el porque del mismo. Una combinación de celos y ambición. Letal para cualquier persona.
Mandas a sentar a José mientras le preparas un trago de whisky.
- Entonces José el coronel Martinez te quiere dar un tumbe.
- Sí, ese mal agradecido.
- Pero él es de lo tuyos.
- Era, ya no lo es. Lo que él no sospecha es que yo sé de sus planes. La ambición y el romo lo tienen loco.
- Y los celos. Le cogiste una de sus mujeres. Su preferida.
- Sí, pero el no se puede poner a celar cuero.
- Eso crees tu. Esa mujer lo tiene loco.
- Qué loco ni loco! Ese lo que quiere son mis cuartos. Son 8 millones de dólares que me van a entregar en la semana que viene. Eso es lo que él quiere!
- Y qué tu quieres que yo haga?
- Pensiónalo. O mándalo como agregado militar de alguna embajada.
- Decirlo es fácil. Hacerlo es lo difícil. Él es un de los hombres de confianza del general.
- Por eso está vivo!
Estas últimas palabras provocaron un silencio momentáneo entre tu y José. Después de unos segundos le das un consejo.
- Sería un ruido muy grande.
- Por eso vine donde ti. Eres la confianza del número uno. Con un decreto resuelve eso.
- Okey, okey. Vamos a ver lo que puedo hacer. Déjame eso a mi. No te preocupes más de ese asunto.
José mostró plena satisfacción con estas palabras y te pasó un maletín que había traído con él. Contiene un millón de dólares. Es por el favor que le vas a hacer.
Sandy Valerio
La posición privilegiada que tienes en el gobierno permite relacionarte con todo tipo de personas. No posee la más mínima cohibición a la hora de relacionarte con alguien. Eres un político nato. Sabes como tratar a las personas. Todos buscan un favor tuyo. Sea económico, militar, de comunicación o religioso. De ahí la importancia de poseer la mayor cantidad de recursos económicos. Sabes que a mayor cantidad de dinero, más influencia y poder posees sobre las personas de una sociedad corrompida. Llevas veinte minutos esperando a José en tu apartamento de citas especiales. Sólo te reúnes en éste para asuntos importantes. Y José te dijo que era algo muy importante lo que tenían que hablar. Sospechas que es sobre el coronel Martínez. Uno de los enlaces militares de José le había informado de los planes del coronel Martínez de darle un tumbe cuando reciba un efectivo que le va a llegar. Aunque le dijiste que eso era imposible. Que tenías el control sobre los militares. Él no se tranquilizó. Por eso quiere verte con tanta urgencias.
Suena uno de tus celulares. Miras la pantalla del celular para ver quien es que te está llamando. Es el capitán Santana, tu chófer.
- Dígame Santana.
- Jefe, llegó José.
- Ok. Ya sabes. Dígale al teniente Gutierrez que se coloque en la puerta y que no permita que nadie nos moleste.
- Está bien Jefe. Algo más?
- No, quédese en el vehículo. Cualquier cosa lo llamo.
Al cerrar el móvil, tocan la puerta. Sabes que es José. Sólo él puede hacerlo en este momento. Te levantas del mueble que estás sentado. Caminas hacia la puerta. La abres.
- Dime José.
- Y entonces Batista.
- Viéndote ahogar en un vaso de agua. Pero entra, entra.
Mientras caminan hacia la sala, piensas en el capitán Santana. Él te había hablado también sobre los planes del coronel Martínez. Una fuente muy cercana al coronel le contó de los planes de éste. Y el porque del mismo. Una combinación de celos y ambición. Letal para cualquier persona.
Mandas a sentar a José mientras le preparas un trago de whisky.
- Entonces José el coronel Martinez te quiere dar un tumbe.
- Sí, ese mal agradecido.
- Pero él es de lo tuyos.
- Era, ya no lo es. Lo que él no sospecha es que yo sé de sus planes. La ambición y el romo lo tienen loco.
- Y los celos. Le cogiste una de sus mujeres. Su preferida.
- Sí, pero el no se puede poner a celar cuero.
- Eso crees tu. Esa mujer lo tiene loco.
- Qué loco ni loco! Ese lo que quiere son mis cuartos. Son 8 millones de dólares que me van a entregar en la semana que viene. Eso es lo que él quiere!
- Y qué tu quieres que yo haga?
- Pensiónalo. O mándalo como agregado militar de alguna embajada.
- Decirlo es fácil. Hacerlo es lo difícil. Él es un de los hombres de confianza del general.
- Por eso está vivo!
Estas últimas palabras provocaron un silencio momentáneo entre tu y José. Después de unos segundos le das un consejo.
- Sería un ruido muy grande.
- Por eso vine donde ti. Eres la confianza del número uno. Con un decreto resuelve eso.
- Okey, okey. Vamos a ver lo que puedo hacer. Déjame eso a mi. No te preocupes más de ese asunto.
José mostró plena satisfacción con estas palabras y te pasó un maletín que había traído con él. Contiene un millón de dólares. Es por el favor que le vas a hacer.
Sandy Valerio
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