martes, 8 de julio de 2014
El precio de no involucrarse en la política.
Además de ser el objetivo de los ineptos, estimular esa actitud. La de no involucrarse en la política.
A cuantas personas decente no escuchamos decir que no se involucran en política porque es una actividad donde solo se ven individuos oportunistas, trepadores, ladrones y demás debilidades del alma humana.
Y esto es por lo que las personas con niveles éticos y morales se deben involucrar en la política. No permitir que éstas personas, con éstas debilidades carnales o vicios conductuales, dirijan la cosa pública.
Sabemos que delegamos en los políticos nuestra responsabilidad de mantener el equilibrio social y el desarrollo de la sociedad. Y si estos poseen éstas debilidades conductuales, ¿podrán mantener ese equilibrio social y guiar a la sociedad hacia el desarrollo? Desde luego que no.
Éste tipo de personas solo piensan en sus propios intereses. En ningún momento pensarán en los demás. Y, lo peor, estimularán éste tipo de conducta. Es decir, se colectiviza éste tipo de conducta.
De ahí la importancia de que los hombres éticos o carentes de éstas debilidades conductuales se involucren en la política. Para que sirvan de referentes en la sociedad. Y, por ende, se colectivice éste tipo de conducta.
Las personas éticas o con pocos vicios conductuales carecen de ese narcisismo, de ese egoísmo, de esa megalomanía que pervierte la paz social. Por ende, las personas éticas estimulan la paz social.
Cuando digas que no te vas a involucrar en la política, piénsalo bien. A no ser que quieras que los referentes conductuales que tengan tus hijos sean los más ineptos.
Sandy Valerio
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