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sábado, 21 de marzo de 2009

Después de una buena venta.

Después de una buena venta.

Sostienes en la mano 4 buchetas y en los bolsillos 12 piedras. Una cantidad insignificante en comparación con la cantidad de drogas que trajiste. 30 piedras, 21 buchetas y 15 porciones de perico. Estas últimas se te terminaron hace apenas unos minutos. Llamas a cuchillo pues decidiste irte.

- Cuchillo… Vamos, ta bueno por hoy. La venta ha estado buena y no quiero que uno de esto desgraciado me lo quiera quitar. Bastante que tengo con darle al capitán. Ve… revisa la piedra a ver si queda algo del material.

Cuchillo no se detiene a contradecirte un instante, solamente cruza la calle, levanta la piedra y te hace una señal de que no queda nada. Enciendes el motor y esperas a que él regrese.

- No quedaba nada…
- No…
- Entonces nos vamos.

El absorbe el último copo de marihuana que le quedaba. Y se monta en el motor de un brinco. Sientes deseos de pedirle un copazo pero te detienes, pues, el olor a yerba no te gusta. Por eso te gusta más el perico, pues, éste no deja ese olor a incienso en la ropa y las manos. Pero no te queda perico, así que no te arrebatará para regresar a casa, donde tus hijos y tu negra. Y darle una buena pela en la cama a ésta. A esta hora los niños están durmiendo y no escucharían sus gemidos. Pero piensas en Josélito el más grande de los tres, que quiere una bicicleta. Con la buena venta que has tenido esta noche puedes comprarla mañana. Así que irás e invitas a cuchillo a que valla contigo a comprarla.
- Cuchillo, ¿Qué va ha hacer mañana?
- Na…
- Quiere ir conmigo ha comprarle una bicicleta a Josélito.
- Vamos…
- Po…Te paso a buscar mañana, okey.
- Ta…bien.

Mientras le decías esto a Cuchillo ya habían subido la subía que lleva al pueblo de Baitoa que se encuentra en el fondo de las montañas que están en la cordilleras central. Sientes un frío terrible y la neblina no te permites ver. Y te obligas a disminuir la velocidad del motor. Esto no te gusta pues lo hacéis blanco vulnerable a ti y a Cuchillo. Sientes un ligero escalofrío y agudiza la vista. Ve unas siluetas al lado de un motor y escucha el rastrillar de una pistola.

- Coño… Cuchillo, nos están esperando pa darnos un tumbe.
- Mierda…Ese tiene que ser el cabo que estaba hablando conmigo. El quería un gramo de perico. Pero ya se había acabado. Así que me dijo que habíamos tenido una buena venta.
- Coño…Cuchillo, nos metiste al medio sin darte cuenta. A ese hombre le gustan más los cuartos que comer.

Al terminar de decir esto a Cuchillo escuchas una voz autoritaria que te manda ha detener. Intentas dar un giro al motor pero escuchas unas detonaciones al mismo tiempo y caen en la calle. Se paran instintivamente, y corriendo penetran en los matorrales. Cuchillo no se detiene pero tú tropiezas y caes. Intentas levantarte pero la pierna derecha no te responde. Y piensas.

- Mierda… Me dieron, esos hijos de la gran puta.

Te volteas boca arribas e intentas quitarte el pantalón. Desabrochas el botón de éste y te bajas el ciper. Pero la energía que tienes solamente te alcanza para bajarlo hasta los muslos.

Sandy Valerio. 20 - 03 - 09