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viernes, 26 de diciembre de 2008

Llenémonos de optimismos.

Llenémonos de optimismos.

Se ciernen momentos difíciles sobre nuestro país, en donde las diferencias que se tengan se tendrán que dejar a un lado, sin importar banderías políticas. El partido tiene que ser siempre el pueblo Dominicano.

Cada miembro de nuestra sociedad, sea gente o indigente, debe dejar el egoísmo, la avaricia, la egolatría y el personalismo. Y empezar a construir una sociedad más justa, más incluyente, más solidaria.

En estos momentos difíciles es que se sabrá de que material son o están hechos nuestros líderes, sean religiosos, sociales, sindicales o políticos. Si son de oro, de plata o de cobre. Como decían los griegos que estaban conformada la personalidad de los individuos. Y en estos momentos necesitamos líderes que sean de oro. Que piensen primero en su sociedad que en ellos. Que tracen el camino por donde deberá ir nuestra sociedad. Que planteen las soluciones sociales a corto, mediano y largo plazo que se tomaran.

Tenemos tantas oportunidades de desarrollo que nos ofuscamos y perdemos las iniciativas. Como dice Grahan Greene, que gran parte de la pobreza consiste en estar quieto sin hacer nada, en espera de algo. Así nuestros líderes están quietos a la espera de algo. No, ya está bueno. Busquemos soluciones, busquemos en nuestros intelectos. Como dice Jesús, busquen y hallaran. O como Lessing buscaba el genio sensible y creativo, así nuestros líderes que busquen su genio sensible y creativo que tienen y lo pongan a trabajar, que la espera se termino. Es tiempo de iniciativa. Plotino sostenía que la fortuna era del intrépido, del hombre de iniciativa.

Kan sostiene que si el presente no construye su noción de verdad, ninguna noción de verdad es posible. Partamos de nuestra verdad, de nuestra realidad, qué somos como sociedad y qué queremos ser. Es verdad que carecemos de instituciones, pero por eso no podemos dejar de desarrollar nuestras políticas sociales. No podemos esperar que surja un Trujillo para ponerla a funcionar, solamente necesitamos voluntad de querer tener un sociedad mejor.

Esto suena a romanticismo o utopía, pero no, no es así. Imaginemos, por ejemplo, que el gobierno construya un instituto policial, en donde se impartiera clase a los hijos de los policías, desde el preescolar hasta el bachiller. En donde los alumnos comerían en dicho recinto, pues, éste tendría una cocina industrial y un comedor para los alumnos. Pero también tendrían su respetivo transporte. Desde luego que el primer instituto sería en Santiago.

No es utopía ni romanticismo, es voluntad, sólo eso. Voluntad de tener una sociedad mejor. Y en estos momentos podemos trazar lo que queremos ser, una sociedad más justa o una sociedad fallida.

Por eso llenémonos de optimismos y construyamos una sociedad más justa todos. En donde todos seamos gentes y desaparezcan los indigentes.

Sandy Valerio. 26-12-2008

jueves, 4 de diciembre de 2008

Divagaciones de un indigente.

Divagaciones de un indigente.

Antes de entrar en mis divagaciones sobre asuntos sociales, quisiera preguntarle si las ´´Gentes´´, los que están para dirigir y desarrollar políticas sociales, los poeticos de la avaricia, que cruzaron por una secretaría de cultura y en lo menos que pensaron fue en cultura, pero sí en dinero. Tuvo que venir Don Rafael Lantigua y mostrar que sí se puede hacer una gestión cultural.

Estos, ´´las gentes´´, que citan muchísimos autores pero que no piensan, que no ven más allá de la curva, que se le podría preguntar como cuando al maestro Franklin Mieses le presentaron un joven que sabía 12 idiomas, y el maestro preguntó; ¿Y qué dice el joven…? Nada. Así estos citadores de ideologías, de autores, de movimientos literarios, y el colmo, de filosofía. No pueden decir nada. Es como el polvo que nos cae en cima que desde que nos bañamos se nos va, así a estas ´´gentes´´, desde el asomo del lucro, de la riqueza, del ego, se le van todas las ideologías, todas las filosofías y todos los poemas que puedan escribir.

Pero no le dediquemos más tiempos a estas ´´gentes´´ que razonan, pues, al ser un indigente tengo la suerte, que ellos no tienen, que al observar un cuadro, no me detengo a observar el marco, sino, la pintura. Lo que dice el artista. Más esta ´´gente´´ disfruta más el marco que la pintura, y ni hablar de lo quiere decir el artista, tampoco le interesa.

Ahora, grande son estas ´´gentes´´ cuando citan autores literarios, aquí es que son grandes, se pavonean de su acervo cultural, de su riqueza literaria. Te citan a Virgilio como si hablaran de un amigo, a Homero como si le recitara todas las noches sus poemas, a Sófocles como si lo conocieran desde niños, a Aristóteles como si entendieran su filosofía. Y esto es en los clásicos, los de la edad media no se le escapan, a San Agustín, Santo Tomas, Dante, Petrarca, Bocaccio. A todos lo citan.

A Cervantes como si sintieran su dolor cuando le cortaron el brazo, al de la corte Isabelina como si supieran las intríngulis de la misma para que escribiera el Hamlet, Al Fausto como si fueran dotores; a Víctor Hugo, a los indigentes, los Miserables. Pero no citan a Honorec y su Eugenia Grande, pues en esta el autor nos muestra sin tapujos lo que es la avaricia. A esta no la citan, pues se reflejan a si mismo.

Pobre poeta, con todo y estar detrás de un hombre de color, extraordinario, de haber dirigido la secretaría de cultura, no puede mostrar nada que haya hecho, ni siquiera un buen poema. Más yo un indigente, que no tendré ni para la sena de navidad, ni para regalarle a mis hijos de niños Jesús, un don nadie, un desclasado, estoy seguro que la historia y mis obras perduraran, y mis ideas están en pie.

Que he sido victima de la ingratitud y los prejuicios de sus correligionarios, esa son otras quinientas.

Pero voy a seguir divagando sobre políticas sociales, por ejemplo, sabiendo que los recursos de la seguridad social son de los trabajadores, imaginemos que el 30% sea dedicado para pagarle el 50% del sueldo mínimo a cada desempleado a través de un departamento que se crearía en la secretaría de trabajo, es decir, que nunca más un desempleado dejaría de tener ingresos, pues el estado se lo supliría hasta encontrar trabajo. Esto así, pues, los recursos de la seguridad social son recurso de los empleados.
Así mismo, también a los minusválidos, para esto se dedicaría un 10% de los recursos de la seguridad social. Y, sin temor a equivocarme, nunca más en esta sociedad sub-desarrollada un minusválido dejaría de tener ingresos, es decir, se le daría con que cubrir sus necesidades.

Estas si son políticas sociales ´´poeta´´, pensada por un indigente. Ahora, que ´´las gentes´´ la desarrollen si en verdad quieren una sociedad más justa.

Sandy Valerio. 2-12-008